Tarde o temprano remata en la vida su canto. ¿Lo ves? Es el aliento de todo aquello que el alma clama en un instante. Vive por salir, por alcanzar la eternidad en una miríada de expresiones ensordecedoras.
Quiero hoy traducir para mí este arrebato incandescente. Esta nebulosa irreverente que desprecia los límites de la realidad que la priva de su verdadero ser. Y quiero hacerlos participes de tal ventura.
Descubrir lo que dicta; lo sublime y despreciable que pueda salir de la comisura de sus labios de pasión pura sin carne.
Quiero que me dejes enseñarte lo que no conozco ni de vos ni de mí… y que me ayudes a escucharnos.
El arte no sigue estructuras… las rompe, se reinventa; crece y se transforma; se roba a sí misma y se viola incansablemente en la búsqueda del placer de su carne nueva y añeja a la vez.
Ese arte es nuestras almas detenidas en el tiempo, un instante que perdura más allá, y que nada significa si no es por todos los que la hacen vivir de nuevo.
Nace y muere en cada mirada… pero muere más viva que nunca y nace tan antigua como siempre.
Quiero hoy traducir para mí este arrebato incandescente. Esta nebulosa irreverente que desprecia los límites de la realidad que la priva de su verdadero ser. Y quiero hacerlos participes de tal ventura.
Descubrir lo que dicta; lo sublime y despreciable que pueda salir de la comisura de sus labios de pasión pura sin carne.
Quiero que me dejes enseñarte lo que no conozco ni de vos ni de mí… y que me ayudes a escucharnos.
El arte no sigue estructuras… las rompe, se reinventa; crece y se transforma; se roba a sí misma y se viola incansablemente en la búsqueda del placer de su carne nueva y añeja a la vez.
Ese arte es nuestras almas detenidas en el tiempo, un instante que perdura más allá, y que nada significa si no es por todos los que la hacen vivir de nuevo.
Nace y muere en cada mirada… pero muere más viva que nunca y nace tan antigua como siempre.
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