Asediando los margenes...
arietes dibujados en un frenético garrapateo que transluce lo dejado;
...Que se esmera por resonarse del recuerdo...
Es este que busca, despiadado,
el camino que lo lleve a esmerilar nuevamente el proscenio,
volviéndolo en lustre de sangre y sudor...
violándolo enamoradamente en su juicio...
escupiéndole el rostro a sed de su sonrisa.
Que las tablas no le suelten nunca sus raíces.

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