3/3/12

Cadáver agridulce

Un detalle rasgando el velo
que cubre solemne la tempestad.

Las palabras como inminentes
retazos de la incordialidad.

Y en su centro entronado se cierne
un canto pequeño y demencial,

de un alma turbia como pocos conocieron.

La patraña tendida en el suelo
se juega la vida en un cuartel,

añorando caricias ajenas el muerto
espero sin poder ver,

y en su seno, carente de angustias,
vio un fuego crecer de la raíz,

que involucra calumnias realmente novedosas.

Los peones siguieron el juego
después de matar su propio rey.

Entre tanto reproche, no encuentran los dioses
testigos por mentir.

Y si alcanza un momento para detenerme
a pensar la situación,

no tengo la paciencia para intentar someterlo.

Tengo todas las cartas del juego
y mi mano parece no ganar.

Un absurdo destello a negado impasible
la voz de la verdad.

Y ante todo me siento esperando
que alguien me vista de marfil,

porque pocos escuchan las voces que llaman de lejos.



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